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martes, 27 de julio de 2010

Lluvia

"Hoy, cuando llegué a casa, tuve una sensación muy extraña. Miraba a mi alrededor y no había muebles, ni cuadros, ni fotografías,... había desaparecido todo. Woody, estaba en una esquina del salón. Parecía que él también viese la casa vacía, su lugar favorito es el sofá de Javier. Es un gato travieso este Woody. Volviendo al principio, las paredes eran blancas y no verdes, como pintamos hace un par de años el salón. Me senté en el suelo, cerré los ojos, a mi mente vino la imagen de otro hogar. Era la casa de mis padres, donde viví hasta los veinteséis años. Mi padre leía como si nada existiese alrededor, mi madre reía a carcajadas con mi hermana Lucía. "Lluvia, ¡acércate!"- decía mi madre refiriéndose a mi. Me mantuve quieta, obsevando la escena, también estaba sentada, pero en el salón de casa de mis padres. Lucía era pequeña, debía tener unos doce años, eso suponía que yo tendría unos diecisiete o dieciocho. No recordaba apenas mi adolescencia. Mi feliz adolescencia.
Abrí los ojos, vi el salón tal como lo dejé cuando me fui al trabajo. Woody seguía en la esquina. Javier dormía, había tenido guardia y estaba cansado. Fui a la habitación a verlo. Era como un extraño, me entró una horrible sensación "¿Qué hacía aquel hombre en mi cama?" me pregunté. Era la persona con la que había decidido compartir mi vida. En realidad, era la persona a la que había dado mi vida. En ese instante, me sentí muy vacía, sola, desamparada,... Me di cuenta de que algo había terminado, después de ocho años con Javier, él era un extraño. Yo, un zombi".


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